Miles de personas, casi 300.000 en 2016, recorren cada año las varias rutas que componen el Camino de Santiago en el que se mezclan personas movidas por motivaciones religiosas con otras que buscan liberar la mente, re-conectar con la naturaleza o una forma alternativa para conocer España y la riqueza de sus territorios y paisajes, rodeados por un ambiente internacional.
A partir de la petición de un amigo y con la colaboración de Adriana Jaquelin López Neto, estudiante de la Universidad Simón Bolivar de Caracas, que estaba desarrollando en aquel periodo su práctica y trabajo de fin de carrera en Ctrl+Z, se desarrolla la propuesta de un prototipo que se pudiera instalar de forma reversible en diferentes puntos las vías pecuniarias que constituyen la Ruta de la Plata.
La Ruta de la Plata es el principal camino desde el sur peninsular y se caracteriza por largas distancias entre poblaciones y las temperaturas extremas en verano. En ella se detecta la posibilidad de construir diferentes albergues en los tramos que, encontrándose a mayor distancia de los poblados, presentan una cierta falta de servicios.
La idea se concreta en el proyecto del “Albergue del Buen Camino” que propone unidades de 125 m2 construidos con capacidad de albergar hasta ocho peregrinos. Se pueden agrupar diferentes unidades en torno a un espacio de distribución, una plaza central para el esparcimiento, la interacción social y el descanso.
Los albergues se ha proyectado en “superadobe” una técnica de construcción fácilmente apropiable y replicable, muy robusta y que se basa en un material natural y abundante como lo es la tierra.
El diseño está pensado para la incorporación de estrategias pasivas y para poderse adaptar a las diferentes localizaciones de instalación, siempre cuidando la orientación de los ambientes interiores y de los medios auto-abastecimiento de energías que acompañan cada albergue.
La propuesta arquitectónica se organiza partiendo de las necesidades específicas y peculiares de los usuarios del albergue: los peregrinos del Camino de Santiago. Se crea así un espacio fluido en donde la ubicación del acceso se encuentra en la intersección de las tres cúpulas que componen cada unidad, con la finalidad de proporcionar una circulación eficiente e intuitiva dentro de la misma y desde el momento de llegada al albergue.
Un aplicación gestiona los huéspedes de cada albergue desde la reserva al pago, de forma que estos puedan planear a través de su terminal móvil su ruta según las disponibilidades.
Futuro
Si bien diferentes factores no permitieron en su momento avanzar con el desarrollo de la propuesta y con la construcción del proyecto piloto, la situación actual y el continuo aumento de los peregrinos que recorren el Camino promueve que cada vez más personas se demuestren interesadas en construir y gestionar un albergue cerca de su pueblo como medio para la creación de empleo justo y local.